
The walking chair, Susana G López. Tinta china.
Some abstractions with chinese ink and watercolors (cobalt turquoise and a kind of orange. Brand:Schmincke)
Imagen: Susana G. López. (Barcelona)
Susanaglopez.jimdo.com
*** Miembro de “GaleriZarte” ***
www.galerizarte.wordpress.com
The walking chair
«el que siga buen camino tendrá sillas
peligrosas que lo inviten a parar»
Silvio Rodríguez, Historia de la silla
Como un mundo
en mis espaldas
reclamas conciencia.
Te llevo conmigo
invitándome
como descanso
como remanso,
tentándome
la fatiga,
la calma,
las ansias.
Camino
tu curso
desafiando tu cauce
En paciencia
desbordas.
No eres carga.
En mi cabeza,
promesa.
Poema 1: Verónica Boletta (La Plata)
https://veronicaboletta.wordpress.com
The walking chair
Que no,
que no camino sin rumbo,
sin tiento alguno
ni entrenada destreza obsesiva.
Que la madrugada ya se ve cercana
y la necesito conmigo.
Por eso recurro ansiosa
al movimiento imposible.
Me levanto y ando,
sigo el teatro
en penumbra
de mi pura esencia,
en mi forma,
en mi ser inerte…
Mas me muevo,
camino y ando,
me desplazo torpe
en su aguerrida busca.
En otro tiempo la tuve,
y me complementaba.
Ahora me miran serios,
como a trasto inútil
en la esquina muerta
de la muerte cercana.
Ya amanece.
Ya han llegado.
Deslumbra el color naranja
que cubre su cuerpo enjuto.
Cada lágrima que resbala
viaja sin prisa
por su desencajado rostro
para luego rebotar violenta
contra el suelo seco
de este silencio compartido.
Setecientos veinte segundos
de una cuenta atrás.
Una más.
No, no lo he conseguido.
Ahí está mi Némesis,
orgullosa de su altiva presencia.
Ha llegado a tiempo,
jactanciosa y presuntuosa
de su innata electricidad.
Poema 2: Jose Yebra (Oviedo)
Me dijeron que era tiempo de sentar cabeza:
«Duerme en semillero, riega tu esfuerzo,
¿no quieres ser un día parte de esta maleza?
¿Acaso no tiene miles de pinceladas un lienzo?».
Les dije que mi cabeza vive en el aire:
«En un semillero no puedo volar,
ruego disculpen, no quisiera hacer un donaire,
no quiero plantarme no sea que a alguien vaya a herbolar».
Me pidieron ser uno más en ese rebaño:
«Todos andamos, todos sufrimos, todos reímos,
descuida los motivos que hagan sentirte un extraño,
nos guiaron cuando nos fuimos, levantaron cuando caímos».
Les dije que ser uno más me era aburrido:
«Sé que en el fondo, es lo que queremos, no vayan a pensar,
pero un camino manido no puede llevarme a otro destino,
quisiera tener un final que años después gusten contar».
Me exigieron que cumpliera las normas:
«Nos hacen felices, nos dan un trabajo, un motivo,
seguimos camino a los pies de su horma,
¿cómo si no se puede pensar estar vivo?».
Les dije que normas no necesito:
«Quizá su rebaño sea de mal año y guste del mal,
más con mis costumbres y mis placeres son mi requisito,
no quiero me vistan de una manera formal».
Me ofrecieron su mundo y su protección:
«Hay unos libros, hay unas leyes, hay una guía.
Tenemos un muro, hay una cura por cada afección.
Si nos ayudas, serás una parte de la jerarquía».
Les dije que gracias por su protección:
«Pero me arriesgo a caminar por mi cuenta,
que cada error que cometo, si aprendo, es una lección,
que para ver el sol has de pasar la tormenta».
Les dije al fin, que gracias. Que no me sentaría.
Pero -añadí-, ¿puedo llevarme la silla?
¿Por qué cargarás con la silla?, me respondía.
para descansar, ratito a ratito, de ir subiendo la cima.
Poema 3: (Madrid)
“Auf wiedershen, Liebling”… (“Hasta pronto querido”)
Llevo mi silla a cuestas,
como la conciencia del amo en el esclavo
Mas la carga es semántica,
por eso… el oprobio.
Y las contradicciones, son ideológicas,
cada tarde esperándome,
se arremolinan en pantallas
Ovejas de otro rebaño.
Mis ventanas las abro de noche
para que las esperanzas florezcan de día.
Procuro que los ideales clavados en el cielo ideal
estallen contra las estructuras materiales.
Mas sólo en términos dialécticos
Mi silla potencial es sólo un bloque de madera
Qué importa el futuro si todos los días
se clavan en un cetro onmímodo.
Auf wiedershen, Liebling...
Hilos de títere en sus vetas inertes,
tejen implacables
oleajes de río…
Poema 4: Amalia Pedemonte. (Buenos Aires, Argentina)
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