Y ahora…
¿dónde quedan los recuerdos,
oscuros esplendores?
Estos páramos estériles fueron manantiales
y lluvias azules,
intemperies fecundas;
hoy meras estrías del tiempo…
Las grietas de tus huellas
—subrepticios huecos y sombras—
y el agua fluye inexorable
como un río de tiempo.
Del espejo gorgotean gotas subterráneas.
Tu mano intercambiando gestos,
que me atrapan entre la tormenta previa a las sequías
Una boca de reloj de arena, ávida, sedienta.
Y mil barcos que cruzan el leteo, el río salado del Olvido.
La sed y el deseo, faros ajenos.
Toda memoria es seca, mero trayecto del presente al pasado.
Repetición del eco.
Eco…
disuelto en nada.
Tu fertilidad de verano,
se vuelve contra mí.
Cráter de fuego
Inalcanzable…
Revés del viento,
abismos estivales que se disgregan
en playas arrasadas por tus llamas
como el cáliz lleno de cenizas,
legado de un pliegue temporal…
Constelaciones perdidas.
Siguiendo los pasos de la creación:
Imagen: Lucía Morales Guinaldo (Salamanca, España) https://www.flickr.com/photos/luciamoralesguinaldo/
Poema y voz: Amalia Pedemonte. Buenos Aires, Argentina. https://aquileana.wordpress.com/