Guardémonos en el corazón ahora,
que la juventud nos bendice
y la necesidad nos alimenta.
Yo quiero hacerte el amor a todas horas,
besarte el cuerpo cada mañana,
yo quiero hablarte de lo tedioso del tiempo,
y quiero creer en ti, como en mi no creo.
Pero aún tú eres tuya, y tuya te quiero,
para que cuando seas mía,
seas como lo que no tengo.
Aún eres como esa hora vacía
que espero,
y aún caes en el fondo de algún verso.
Sabes que hablo de ti
en lenguas que no entiendo,
y sabes que pienso en ti
cuando no debo.
Sabes que me tienes,
que nos tenemos,
dispuestos e imprescindibles,
y solos y tercos.
Por eso, ahora,
con la impaciencia de mi corazón,
te digo: Esperemos.
Daniel García (Guadalajara, México) www.moonschild.wordpress.com
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