A ti, que me perdiste,
a mi, que te perdí.
A ti, que desoíste
los halagos que te di.
A ese ser que me amo
tan intensamente
que poco a poco destruyo
el interior de mi mente.
Por ti, dibuje caminos
en el aire peregrino,
base mis cimientos
en cuentos de niños,
creí en el alma
a la mía unida
creí en la calma
que daba sentido a mi vida.
A ti, que eras un brillo
de luz de mañana
limpio y mortecino
que entraba por mi ventana,
a ti, que me has hundido.
A ti que no eres consciente
de lo que me has herido,
tan amargamente.
Fuiste el regocijo
de tener un proyecto,
de tener un hijo
que nunca tuvimos.
Útero donde geste mi sueño,
sueño ñoño,
toxico ensueño,
de niño pequeño.
En ti se gesto la enfermedad
que me pudre por dentro,
en ti supe la gravedad
en la que hoy me inmerso.
Y me abandonaste
a mi suerte
sin importarte
el peligro de muerte.
A ti, que me dejaste sola
sin mas fuerza que la mía,
sin mas boca que mi boca,
con la cama fría.
Sin mas fuerzas que las mías
me di cuenta
que tampoco necesitaba compañía,
para vivir una vida completa.
Entonces cabalgue,
y sigo cabalgando
para encontrar un aliento
que me llene por dentro.
Me adentre en una selva desértica,
en una confusa verdad,
en una calma histérica,
en una profunda soledad,
He salido en mitad de la tormenta
a buscar mis herramientas
para encontrar
los restos de mi vestimenta.
Busco a través de personas,
de caricias insignificantes,
a través de mis neuronas,
a través de toda mi sangre.
Busco el dolor,
el que sentí
aquella tarde de calor,
cuando me despedí.
Añoro la persona que era
cuando yo “era” contigo
y no digo “estaba” por una razón mera
si te soy sincera,
al unir mi alma,
yo ya no estaba,
sino que vivía
al alba,
cuando despertabas.
A ti, que me robaste
ese trozo de mi
que me costo tanto regalarte.
A mi, que muy pronto me di.
Fanny Palao Villar. “ticita de plata”, (Enniskillen, Irlanda)
Me gusta esto:
Me gusta Cargando...