Olvidando que eres montaña,
te miro y me miras,
tú estás siempre allí,
sin embargo los torrentes te arrastran, te consumen,
diosa silenciosa que secretos milenarios guardas.
Ya casi es de día, ya casi es mi tarde que trota
ya casi viene el frío, tu sombra es mi derrota,
ya casi mi soledad encuentra la oscura claridad
de un tiempo de cenizas bajo un cielo hecho trizas.
¡ Ay ¡mi amanecer frío, eres vida, eres mi muerte.
Golpeas mi destino, a tu lado lloran ríos,
roca al viento dada,
en tus ondulaciones se cuela un canto triste
y en tus ladera un gigante herido arrastra al tiempo.
Te miro y de tu cuerpo nace la flor,
te miro y de tu cuerpo nace el temor.
Guárdame en ti montaña milenaria,
Arrópame en tu color, embriágame de ti,
escóndeme amor mío.
No me lleves en tus torrentes fríos.
Átame con tu lazo de gritos,
Tú tienes la clave de mis suplicios.
Mueca astuta de mi reflejo, sendero de mi destino.
Sueña que me sueñas, sueña mi alegría.
Sueña una lluvia clara que detenga
el paso ruidoso de tu corriente altiva.
Patricia Sabag (Reims, Francia)
Precioso escrito!
Me gustaMe gusta