Juan López Ael (Vitoria-Gasteiz)
Colgada de un interrogante hueco
mezo mis desidias
como un loco,
amasándolas en una tregua fugaz
mientras mis ojos desorbitados
se apremian en buscar
por los resquicios de las esquinas
el por qué de tanto ruido.
Demasiado ruido
para poder oír tu voz callada.
Demasiado ruido
para sentir tu mirada huérfana
clavada en mi espalda
No quiero girarme
porque me da miedo encontrarte,
porque temo no reconocerte,
no reconocerme entre tanto ruido
Desde que te perdí
no ceso de buscarte en los espejos,
más no descubro
el brillo de tus ojos
en la mirada perdida
que encuentro.
¿Por qué hay tanto ruido?
¿Por qué no cesa el ruido?
Una tregua de silencio,
sombra de una paz olvidada,
llega con una respuesta extraviada
en un laberinto de cojines enmohecidos.
Cuándo oiré de nuevo tu voz calmada;
ese monólogo callado
que son luces del adentro.
Cómo añoro tu sonrisa valiente
que no está nunca de vuelta de nada,
y tus imposibles ojos de niña,
mirando así,
despacio,
sin prisas…
Reencontrarme
frente a frente
como en un duelo
con tu mirada;
rostro desnudo en mi espejo de desidias.
No asustarme de mí misma,
no esconderme en la coraza gris
del naufragio.
***Estamos de vacaciones, las colaboraciones y respuestas creativas se atenderán a la vuelta.***
(una colaboración o respuesta creativa máximo por persona)
Disculpen las molestias.
Muchas gradias Mayca Soto.El poema esta genial.
Me gustaMe gusta
es dulce, me ha encantado
Me gustaMe gusta