La calidez en esas noches de estío en las cuales
las estrellas nos bañan con su brillo,
remanso de paz.
Constelaciones de sueños guían mis pensamientos,
evocan poemas de amor cuando la diosa luna,
me alumbra con su fulgor plateado,
su poder,
su influencia,
me da el valor para escribirte,
sin dejarme llevar por la locura,
del dolor de tu indiferencia.
Tus palabras se me clavan en el pecho,
al igual que un shuriken envenenado,
lanzado por ti.
Amanece un nuevo día,
caluroso,
de un verano aciago,
el sol calienta,
mis venas arden de deseo,
mi cuerpo perlado en sudor,
tiembla en deseo por amarte.
Siguiendo los pasos de la creación:
Poema y voz: Antonio Caro Escobar (Villanueva de la Serena, Badajoz)
Imagen: Lucía Morales Guinaldo (Salamanca, España)