Siento celos de sus dedos,
de la destreza merecida,
de la lengüeta que absorbe tus labios
y de su respiración poco alarida.
Siento celos del arpegio,
de su perpetua epifanía,
del estirado nailon regio
y de su eterna sincronía.
Siento celos de su libertad,
de la veracidad de su sonido,
del ritmo de su ansiedad
y de su carácter asido.
Siento celos de la música,
de la armonía del acorde perfecto,
del Mi, Si, Sol, Re, La de mi acústica
y de los dedos que marchan recto.
Siento celos de sus dedos.
Siento celos del arpegio.
Siento celos de su libertad.
Siento celos de la música.
Hector Bermúdez Pérez ( Tenerife)
Hermoso poema de mi paisano de Tenerife.
Un beso!!
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